

Quiero empezar diciéndote que, a pesar del título de esta entrada, no tengo lógicamente nada en contra de las clases particulares por internet. Cumplen una maravillosa función y tienen muchas ventajas para alumno y profesor.
Si como profesor de idiomas sientes que dar clases individuales por Skype u otra plataforma te encanta o es el medio en el que te sientes más cómodo, no dejes de impartirlas.
Pero yo hoy quiero darte argumentos para probar otros formatos que pueden ofrecerte mayor flexibilidad, disponibilidad de tiempo y una fuente más estable de ingresos, a la vez que cumples con tu misión docente desde el compromiso con la calidad.
Yo nunca he dado particulares/individuales realmente, para empezar porque me gusta más el ambiente de la clase grupal. En general he tenido de hecho grupos bastante grandes y reconozco que me gusta la energía de una clase con mucho ambiente.
Hice un par de pruebas de particulares de inglés jurídico con dos alumnos abogados hace pocos años para probar la experiencia, pero tuve claro que lo inteligente para mí era seguir con los cursos. Lo bueno es que sabes que la opción de las particulares siempre está ahí.
Al pasar a lo online mi preferencia por las grupales se ha visto reafirmada, ya que el superar barreras geográficas y dejar atrás los horarios me permite completar los grupos con mayor facilidad que en los cursos presenciales.
¿Te animas pues a repasar conmigo 5 razones de peso para dar el salto a los cursos online y superar el techo de las clases one to one por Skype?
¡Sigue leyendo!
Mayor disponibilidad de tiempo
Ok, empecemos por lo mundano, pragmático y lo más básico. Porque de lo que se trata es de que puedas vivir BIEN de tu pasión docente. ¿Verdad que el mundo sería un lugar mucho mejor si todos pudiéramos vivir confortablemente de nuestro talento?
En lo que a gestión del tiempo se refiere, está claro que las clases individuales/particulares online suponen un paso adelante con respecto a las particulares presenciales. Tanto el profesor como el alumno ganan tiempo al evitar desplazarse. ¡Y el tiempo es oro!
Pero hagamos un análisis. Supongamos que cobras tus clases particulares online a 20€ la hora (que me parece un precio muy razonable, al menos aquí en España). Me voy a situar en un escenario en el que estás dado de alta como autónomo y que, mínimo, tienes ese gasto profesional (+ internet) fijo que cubrir cada mes.
Así, para poder ganar, por ejemplo, 2000€ brutos/mes, necesitarás impartir 25 horas semanales de clase, es decir 5 horas diarias (por ejemplo de lunes a viernes).
Esto parece muy factible. Pero yo me pregunto: para impartir 5 horas diarias (o más), ¿cuánto tiempo de preparación voy a necesitar?
Tengo bastante claro que con las particulares alcanzas tu techo empresarial muy rápido.
En este modelo, ganar más significa claramente estar hasta arriba de clases, por lo que tendrás menos tiempo para preparar tus lesson plans y menos tiempo personal para ti, tu ocio o tu familia.
No sé si es tu caso, pero en el mío la falta de preparación de mis clases suele traducirse en menor satisfacción como profesora. Creo que a todos nos gusta hacer bien nuestro trabajo para disfrutarlo, sentirnos orgullosos y que sea una fuente de felicidad.
Mayor flexibilidad para todos
Quiero ponerte el ejemplo de mi curso preparatorio del examen TOLES de inglés jurídico que inicialmente consistía en clases online grupales en directo que eran además grabadas para aquellos alumnos que prefirieran verlo en el horario que mejor les viniera a ellos.
Descubrí que con este formato podía acomodarme a los gustos y agendas de prácticamente todos mis alumnos. Nadie tenía por qué quedarse fuera.
Lo curioso es que, la hora de la verdad, casi todos mis alumnos preferían ver la grabación en lugar de acudir a la clase en directo en el horario que yo había marcado. Así que en 2019 decidí dar un pasazo y ofrecer el programa 100% grabado, en diferido. La sorpresa ha sido mayúscula porque este ha sido el año que más alumnos he tenido en un grupo, ever.
Te puedes imaginar cómo libera esto mi agenda.
Si hubiera tenido que darles clases particulares a mis alumnos de TOLES y en directo, mi escenario habría sido muy distinto, no hubiera podido ayudar a tantos alumnos (a no ser que subscontratara a otros profes, pagándoles menos de lo que yo misma quiero cobrar por hora y con el estrés que contratar implica) y habría tenido que renunciar a los ingresos que cada alumno adicional representa.
Mayor creatividad al servicio de mis alumnos
En definitiva, los cursos online dirigidos a grupos me permiten maximizar mi tiempo docente, ganar estabilidad económica y disponer de más tiempo para crear cosas interesantes para mis alumnos.
Porque tener más tiempo significa ciertamente que puedes ser más creativo, pensar más, investigar más. Para mí la creatividad juega un papel esencial como profesora, para pasármelo bien y diseñar nuevos y mejores programas, clases y materiales para mis alumnos.
Como ves, actualmente soy muy fan de hacer realidad la frase «work smarter, not harder». Intento pensar más y hacer menos (pero mejor).
Y es que si además quieres darle una oportunidad o compaginar con tus clases los cursos grabados en vídeo (de los que te hablaré con más detenimiento otro día), podrás empezar a salir de la ecuación en la que cambias tu tiempo por dinero. Porque con las particulares y las clases en vivo está claro: si no trabajas no ingresas.
Posibilidad de impactar a más alumnos y con calidad.
Esto es una realidad: los cursos online te permiten ayudar a un mayor número de personas.
Más allá de la parte económica (que es importante, porque si no podemos vivir bien de nuestro trabajo, no podremos hacer aquello que más nos gusta), quiero que pienses en hacer llegar a más alumnos lo que tú tienes que ofrecer al mundo.
Con las particulares 1 to 1, podrás ayudar a un número muy limitado de alumnos cada año. Con los cursos online, las posibilidades pueden ser infinitas.
Y, aunque no lo creas, puedes ofrecer mucha calidad.
Al pasarme a lo online, yo misma tuve que superar mis propios prejuicios sobre lo que es dar una buena clase de idiomas.
Curiosamente, ayer mismo leía a Elena Mutonono reflexionando sobre cómo en las clases individuales corremos el riesgo de trabajar/intervenir más nosotros los profesores que el propio alumno.
Y si hay algo que aprendí en mi formación CELTA (la formación de Cambridge para profesores de inglés), es que en clase quien debe trabajar es el alumno (por su propio bien); el profesor trabaja antes de la clase, cuando crea su lesson plan.
Las valoraciones de los alumnos en los cursos que ofrecemos Jenny yo son la prueba definitiva de que vamos por buen camino y de que la flexibilidad que ofrece lo online no está en absoluta reñida con dar formación de calidad.
Continuidad de los alumnos.
Lo he visto en compañeros: los alumnos de particulares pueden cancelarte una clase por un imprevisto o por unas vacaciones. Pueden encontrarse con que no pueden seguir haciendo el esfuerzo económico que un profesor particular supone y dejar de contratarte. Yo misma voy a clases particulares de canto y tanto mi profe como yo nos hemos cancelado mutuamente clases por cosas que nos han surgido a ambas.
Con esta inestabilidad, veo que el proceso de captación de alumnos particulares puede así ser eterno, y que esto puede llevarte a coger más alumnos de los que quisieras, en previsión de las probables cancelaciones.
En nuestros cursos o programas online, el alumno abona el curso completo. Alumno y profesor nos salimos así de la idea del precio/hora.
Y cuando nosotras ofrecemos el pago aplazado, les pedimos firmar un compromiso de pago del total del curso. Eso sí, como nuestro interés es que el alumno realmente complete el curso, solemos ofrecerles el acceso de por vida, por si les surge un imprevisto que impide que continúen en el momento.
Como ves, todo cuanto te cuento redunda en beneficio de esa deseable estabilidad económica que nos permitirá seguir viviendo de nuestra vocación docente.
Espero que esta entrada te haya aportado algo nuevo en que pensar. Si te apetece participar en el debate, ¡déjame tu comentario más abajo!
Feliz jueves,
Lola
4 comentarios. Dejar nuevo
¡Hola, Lola!
Voy a reflexionar un poco sobre tu artículo (crítica constructiva, así todos crecemos y aprendemos).
1. Totalmente de acuerdo con la inclusión de infoproductos o servicios automatizados en tu modelo de negocio. Si bien alguien que se lanza le puede quedar un poco lejos está opción (y aún más cuando todavía no tiene mucha experiencia dando clases), debería ser un objetivo a la larga por aquello de que el tiempo es limitado y un modelo de negocio basado en servicios por tiempo es algo que tenderá a estancarse tarde o temprano.
2. Crear cursos online automatizados a alumnos es una buena opción siempre y cuando:
1. El temario sea teórico, como el que propones y pueda ser 100% impartido online. Ignoro por completo el TOLES, pero por lo que comentas tiene mucho de teoría y se puede impartir con vídeos grabados.
2. Hayas impartido clases anteriores, tengas experiencia como docente y hayas obtenido feedback de tus alumnos a lo largo de los años para crear un servicio/producto 100% dirigido a sus necesidades.
Problema de todo ello:
La mayoría de clases que al menos impartimos los profesores de ELE son clases en las que el aspecto práctico es vital ya que este tipo de clases es el de toda la vida y difícilmente se pueden empaquetar 100% en infoproducto automatizado. Se podría crear, eso sí, algún tipo de producto híbrido (de hecho, lo tengo como un punto lejano en el horizonte porque sé de profesores que así lo hacen) basado en algún tipo de flipped classroom o algún tipo de producto en el que la parte teórica automatizada se impartiese como tal (aquí incrementas precio pero reduces tiempo invertido) pero la práctica de la lengua se impartiese con algo más que simples sesiones de consultoría (es decir, clases de toda la vida basadas, eso sí, en practicar lo presentado en el vídeo). Si concebimos la lengua como una materia de contenido teórico 100% en este tipo de «clases habituales», los alumnos se comprarían un libro de gramática y luego se preguntarían porqué su performance chomskyana (o competencia comunicativa) no se desarrolla.
Dicho esto, esta sería mi propuesta de negocio:
1. Defendería, eso sí, incluir este tipo de cursos online automatizados como una piedrecita más de tu modelo de negocio, complementándolo con clases particulares de toda la vida e incrementando el precio habitual fijado.
2. Las clases particulares habituales servirían como «servicio enganche» hacia estos cursos online, más caros. Quizá estaríamos hablando de un servicio de rotación (gama baja) que sirve para fidelizar y escalar hacia otro servicio más de estructura (gama media-alta, como el del curso).
3. Con el tiempo, iría convirtiendo las clases 1vs1 hacia un alto grado de especialización. Eso conllevaría situarse en un micronicho y, para ello, necesitamos de nuevo la experiencia como docente y el feedback obtenido de la experiencia real de enseñanza a través de los años (conozco a profesores que están en este momento). Estas clases 1vs1 no serían «clases habituales» de esas que comentas (5 por día) si no quizá 5 por semana (a valor más alto).
Dicho todo esto, que quizá queda más lioso, estoy 100% de acuerdo contigo en ir reduciendo (o transformando) nuestros servicios basados por hora para ir añadiendo más tiempo y valor en infoproductos automatizados. Sin embargo, no prescindiría de las 1vs1 debido a que las concibo como «servicios enganche» de gama rotativa (además de experiencias de obtención de feedback e información que luego te puede ayudar a crear esos cursos) o como servicios más especializados y dentro de un nicho dirigidos a estudiantes con necesidades en específico (de tal modo que la calidad se comería a la cantidad y ya tendríamos un modelo mucho más escalable que el típico al que un profesor de ELE está acostumbrado).
Oye, propongo ideas. Si alguien se le ocurre más ideas o quiere debatir con las mías encantando. Siempre es un placer aprender. ¡Muchísimas gracias, Lola, por este gran artículo que me ha ayudado a reflexionar! 🙂
¡Fabuloso! Me encanta leer las reflexiones que has compartido, Sergio, mil gracias por la calidad y la profundidad de tu análisis. Queda oficialmente abierto al debate 😉
Hola Lola, muchas gracias por este artículo. También me ha gustado mucho la reflexión de Sergio.
Tengo una duda pragmática: Si grabas una clase y la dejas a disposición de tus alumnos, ¿cómo evitas que el vídeo se comparta con personas no autorizadas?
Un saludo
¡Hola, Monia! Gracias por tu comentario y por tu pregunta. Proteger al 100% tu contenido es difícil, pero utilizamos herramientas para detectar, por ejemplo, cuándo alguien se conecta desde IPs diferentes para ver el curso. Si es algo que resulta poco razonable, el propio sistema bloquea a ese usuario porque entiende que puede estar compartiendo su acceso al curso. También es cuestión de educar a los alumnos y explicarles por ejemplo que hay un control de IPs. En cualquier caso, en mi experiencia, el que paga el curso es el que realmente se compromete a hacerlo. Cuando nos sale gratis, no hay normalmente verdadero compromiso porque no se valora igual.