

Para mí, una de las mejores maneras de aprender una lengua o un lenguaje es a través de las colocaciones, esas combinaciones estables de palabras que un nativo de una lengua emplea de forma preferente. Por ejemplo: ¿podemos decir <<escribir una demanda>>? Podemos, pero no es la colocación que de forma natural emplearía un abogado español, quien se decantaría, sin duda, por decir <<redactar una demanda>>. ¿Podemos decir, en inglés <<respect a contract>>? Bien, en este caso estamos de nuevo ante una mala colocación, que deberíamos sustituir por <<honour a contract>>.
Es importante desarrollar una especie de sensibilidad, un sexto sentido hacia estas colocaciones que, al leerlas, nos pasan desapercibidas (porque las entendemos sin dificultad), pero que luego, llegado el caso, no somos capaces de emplear espontáneamente.
Esta semana, por ejemplo, en mis clases de TOLES (Test of Legal English Skills), me he topado con una serie de colocaciones que me han hecho pensar en mis alumnos traductores jurídicos, en lo útil que sería para ellos conocerlas y dominarlas. TOLES es un examen y un curso muy centrado en vocabulario que presta, precisamente, mucha atención a las collocations (y por eso mismo, me encanta).
Estos días, con mis tres grupos online estamos viendo Business law y, en concreto, me han llamado la atención las distintas expresiones en inglés para hablar de la personalidad jurídica de las empresas y de las personas físicas. Mira, por ejemplo, esta relación de expresiones:
- legal entity
- legal person
- legal construct
- incorporated business
- individual
- individual person
- legal personality
- corporate personality
Fíjate, ahora, en algunas de las colocaciones esenciales con las que podemos jugar en español:
- persona jurídica
- persona moral
- persona física
- persona natural
- figura jurídica
- personalidad jurídica
- persona individual
- persona colectiva
Sucintamente, aprovecho para aclarar que la personalidad es una creación del Derecho y se traduce en la capacidad para ser titular de derechos y deberes. Tradicionalmente empleamos los términos persona física o natural y persona jurídica para designar, respectivamente, a la persona individual y a la colectiva, pero estrictamente hablando todas las personas son “personas jurídicas”.
El Derecho, como ves, tiene su propio lenguaje, es un lenguaje y, de verdad, todo cambia cuando entiendes las expresiones y aprendes a comunicar usando las colocaciones que le son naturales a esta jerga. A mis alumnos siempre les digo que se fijen en todas aquellas expresiones que ellos no emplearían espontáneamente. Mi consejo es que hagas lo mismo y vayas construyendo tu propio glosario de colocaciones característicamente jurídicas de las lenguas con las que trabajes. Seguro será un recurso muy útil y valioso para tus traducciones.